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Seis instantes acariciados con la prisa por atraparlos, detenerlos e incluso perpetuarlos, con la certeza del momento único e irrepetible aún cuando un nuevo atardecer maquillaría el cielo mañana, como siempre…. pero nunca igual.
La magia se reinventa cada día y nos envuelve a pesar de que a menudo ni siquiera reparamos en ello, cabizbajos y dispersos perdemos la posibilidad de sentirnos parte de un milagro.
Vaya pues mi deseo: caminar despacio, pisando con determinación el suelo, sin olvidar nunca volver la mirada al cielo y mientras respirar, seguir viviendo.
Fotos: Atardecer en Bercianos del Real Camino (León)