viernes, 27 de mayo de 2011

me indigno




Me indigno, si, durante casi todo el día, aún cuando me muestre amable y serena mientras atiendo a los clientes tras el mostrador; agradecida por tener de nuevo un trabajo, por poder mantener mi equilibrio económico de obrera, por saber que todavía puedo volver a casa sin miedo al desahucio, como le ocurre a tantos otros seres humanos, que cayeron de la acera y se ahogan en el más absoluto desamparo.
Y por eso me indigno, también conmigo, agarrada al bordillo con todas mis fuerzas, porque no he salido a la calle a manifestarme, ni he acampado pacíficamente en cualquiera de las plazas convocadas, ni he votado, a pesar del desencanto, ese que devino impotencia y acabó en permanente indignación.
Porque es de justicia, generar actos de rebeldía ante la prepotencia, la impunidad y la violencia;
Por eso, entre otras muchas cosas, me indigno.