Abandoné por unos días el bordillo en el que habito, y dejé que octubre me recibiera en el aeropuerto de Sevilla; tras un vuelo de bajo coste, en el que la correcta presurización de la cabina no entraba en el precio, una cálida noche de verano nos acompañó hasta el corazón del barrio de La Macarena; constituíamos una entramado puzzle de 2x5 + una.
Cerca de la medianoche, saboreamos las primeras tapas, la amabilidad de los camareros, la vida en la calle, las risas, las cervecitas, la comunicación en palabras grandes, y el agua para la pastillita, (cada un con sus achaques) que el cuerpo ya no aguanta, porque sigue siendo el mismo desde tiempos inmemoriales.
Dormir pocas horas rodeada de azulejos en la cabecera de la cama y luego….en los nombres de las calles, en las plazas, en las tiendas, en los suelos, en las esquinas, incluso rozando mis manos, hasta dejarme el corazón bombeando en colores.
Los pies curiosos subiendo y bajando, músicos a cada paso (me acerco a uno y le digo: me gusta cómo cantas, y él entre acordes me regala un gracias), palabras andaluzas, acentos del sur con sol y magia, caballos y la Giralda, el arco iris en cada unos de los ojos de la catedral donde unos hablan con Dios, algunos veneran imágenes y todos miran a través de sus cámaras.
Las terrazas para la charla, un calor sofocante, se permite fumar en casi todos los bares , el plan E en su línea despanzurrando aceras, calles y plazas, turistas de medio mundo, el Guadalquivir y la noche de Triana; pocos candados de amor tintinean en el puente (la municipalidad ataca), que por aquí no es!!, recuento por si alguno se retrasa, Santa Cruz, espera que compro unos abanicos, vamos a comer, haz el favor de mirar bien el plano; las primeras chispas de la convivencia hacen piruetas en el aire, parece que dividen, pero al final no ganan.
Cena-celebración con mantel y servilleta planchada, las féminas en una esquina, los hombres en la otra banda; unas destapan el corazón, asoman las lágrimas, los hijos, las madres, la rutina se descalza; otros descorchan el vino, comen carcajadas, practican en la superficie aunque algún que otro dardo escapa. Y yo, me envuelvo en mi pañuelo color de la mar nublada, le suplico a la angustia que lo deje para mañana, que hoy tocaban sonrisas, recuerdos, armisticio y amigos bailando en el alma; nata en los postres, chocolate y piña, chin-chin con cava, recomponemos la pose y fotos sin mancha…mientras desenvolvemos los regalos que motivan la esperanza,(una camiseta personalizada, estampada con momentos compartidos y que cuenta los años que llevamos queriéndonos tanto) sorbemos café con suspiros, levantamos la sesión y en el aire se conjura por fin una sinfonía de abrazos.
MANICOMIO 251
Hace 14 horas
14 comentarios:
Me gusta , me ha gustado muchísimo .
La próxima vez no te olvides de mí.
Me ha dado envidia ese descorche.
Besito.
Una estupenda versión.
Qué grande quererse tanto,y tanto tiempo.
Un beso.
¡Qué lindo todo, Jin! Me ha encantado cómo lo cuentas...dices tanto en tan poco espacio!Y lo que se mueve entre líneas es lo mejor: la ternura, el cariño, el tiempo que brilla cuando la gente se quiere.
Un abrazo luminoso
Tienes un tesoro.
Eres consciente?
Es importante serlo.
No dejes que nada ni nadie te lo quite.
Besos.
Me diste verdadera envidia... Un día de esos que no necesita siquiera que colocarle un marco: irá siempre dentro de uno.
Besos.
Pues, solo me sale un ¡Ole!
Muchas felicidades.
John W.
Una escapada perfecta, a mi entender.
Besos.
A esto le llame una vez, el día de los pequeños placeres, los más hermosos a mi entender.
Un abrazo
Sonrío. Leo tu peculiar crónica de viajes y sonrío entretenido en ese costumbrismo tan bien plasmado..
Impresiona cómo has conseguido plasmar con el ritmo trepidante de tu escritura la intensidad de esas horas cargadas de tantas impresiones.
Y la angustia, siempre presta a saltar cuando menos bienvenida puede serlo. Pero me alegro de que escuchara tus súplicas y se retirara al fin discretamente.
Tiene razón Toro Salvaje: la amistad, con el paso de los años, es un don raro por escaso. Cuida bien de tu tesoro, fuente de alegrías que ningún otro afecto puede proporcionar.
Un beso
Hola, ya estás enlazada en El quimérico inquilino. Un saludo
¡que tierno, que dulce, cuanto encanto, que grande amor!
en este mismo instante siento a Congo mucho más lejos de lo que está porque tus palabras me recuerdan cuanto lo echo de menos cuando no está.
biquiños,
un viaje marvilloso para el recuerdo... y no conozco sevilla.
Un plan muy apetecible, el que relatas.
A seguir disfrutando.
Un abrazo.
Una soberbia pintura narrada con exquisitez y concisión en cada azulejo. El tiempo en Sevilla sugiere otros ritmos, y si bien podríamos llegar con un sonsonete de nuestra "canción del verano" particular, terminamos a ritmo de suma de culturas.
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