Salimos del albergue temprano; un más que sencillo hostal con una decoración en evidente desencuentro entre el estilo árabe y el cutre-occidental con un nombre de cómico maridaje : Cleo Petra, al que habíamos llegado la noche anterior y en cuyo salón-recepción un televisor pasaba repetidamente las escenas de “Indiana Jones y la última cruzada” ; un todavía joven y gesticulante Harrison Ford, realizaba hazañas increíbles en un escenario que ya se dibujaba a escasa distancia . Qué lejos sin embargo, se nos aparecía esa pátina hollywoodiense siempre tan pendiente del maquillaje.
Decía pues, que salimos; Wadi Musa, había despertado hacía ya horas, tras el canto del almuecín, y la cotidianeidad de sus habitantes se acomodaba un día más a las invasiones bárbaras que enfilábamos el camino hacia la puerta de entrada; me sentí arrastrada por esa masa de visitantes que habían tenido la original idea de llegar el mismo día y a la misma hora… pero supe de inmediato que el lugar era lo importante.
El azar al que siempre quedo agradecida, sea cual sea el momento y el viaje, volvió a mostrarse generoso. Apenas habíamos iniciado el mágico recorrido por el desfiladero de el Sîq, cuando un silencio profundo y atávico descendió en picado por la angostura de las extrañas siluetas de arenisca. Callamos; ingentes cantidades de alegría desbordaron la geografía de mis surcos dactilares que rozaban la piel rugosa de sus formas voluptuosas, canalizaciones de agua, huellas de nabateos, de caravanas con aroma de incienso, cargadas de especias y de sedas exóticas…. Seguimos.
Me lo habían dicho muchas, muchas veces, pero mi pupila, estalló tras el visor de la cámara cuando un primer atisbo, me anunció la inminente llegada del arrebato que se me prendió en el alma.
El Tesoro, el mejor nombre imaginado, se revelaba imperturbable a los siglos y a las miradas, pareciera que recién esculpido por un orfebre y sin embargo tan estrepitosamente milenario.
Tres clics no, muchos más ejecutaron mis pestañas, bailando al ritmo de mi banda sonora interna, que compuso la melodía que aún hoy, tras tantos años, me acompaña.
Decía pues, que salimos; Wadi Musa, había despertado hacía ya horas, tras el canto del almuecín, y la cotidianeidad de sus habitantes se acomodaba un día más a las invasiones bárbaras que enfilábamos el camino hacia la puerta de entrada; me sentí arrastrada por esa masa de visitantes que habían tenido la original idea de llegar el mismo día y a la misma hora… pero supe de inmediato que el lugar era lo importante.
El azar al que siempre quedo agradecida, sea cual sea el momento y el viaje, volvió a mostrarse generoso. Apenas habíamos iniciado el mágico recorrido por el desfiladero de el Sîq, cuando un silencio profundo y atávico descendió en picado por la angostura de las extrañas siluetas de arenisca. Callamos; ingentes cantidades de alegría desbordaron la geografía de mis surcos dactilares que rozaban la piel rugosa de sus formas voluptuosas, canalizaciones de agua, huellas de nabateos, de caravanas con aroma de incienso, cargadas de especias y de sedas exóticas…. Seguimos.
Me lo habían dicho muchas, muchas veces, pero mi pupila, estalló tras el visor de la cámara cuando un primer atisbo, me anunció la inminente llegada del arrebato que se me prendió en el alma.
El Tesoro, el mejor nombre imaginado, se revelaba imperturbable a los siglos y a las miradas, pareciera que recién esculpido por un orfebre y sin embargo tan estrepitosamente milenario.
Tres clics no, muchos más ejecutaron mis pestañas, bailando al ritmo de mi banda sonora interna, que compuso la melodía que aún hoy, tras tantos años, me acompaña.
Fotos: El Tesoro al final de El Sîq. PETRA. (Jordania)
Iliamehoy octubre de 2000
Iliamehoy octubre de 2000
15 comentarios:
Hoy, las imágenes pueden mucho más que mis palabras.
No alcanzo a rescatar la magnitud de su belleza y hablarla.
Besos y mi sonrisa
Es realmente impactante, a pesar de la lejanía que impide ver en detalle es evidente su magnificencia. Un gran abrazo garcias por compartírnoslo
Que bien lo describes.
Como si hubieras llegado a otro mundo.
Besos.
Recuerdo que en el cuaderno de apuntes del doctor Johns el templo estaba situado en la antigua Alejandreta. La considero una buena película de aventuras, pero tu texto es más evocador. Y verídico.
Besos
Felicidades por haberlo vivido y porque esa belleza vive contigo .
Yo estoy viendo otra vez la peli "Up" y me sigo identificando con esa gran aventura que nunca cumplí.
Acabaré como el viejo , volando con un puñado de globos.
Besos.
Paseando por Petra me pillas hoy, contigo y tus palabras, y las hermosísimas fotos.
¡Qué ganas tengo de ir por ahí y saborear lo que nos cuentas! Me gustó, querida Ilia, es uno de los lugares al que he de ir. Igual que Damasco, Palmira, Alepo...
Un abrazo, me llega el perfume con el que escribiste.
Desde luego que tiene que ser impresionante. Y en lo que a mí respecta, sí que has conseguido contagiarme la magia de ese momento, de esa visión.
Biquiños,
Amiga, pues yo, algun dia, tambien ire alli... Y seré recibido por la propia reina de Saba...
Seguro que asi es
Un abrazo fuerte
No dudo que pasado el tiempo todavía puedas sentir la emoción vivida. Es uno de mis sueños, visitar Petra, ignoro si lo lograré, pero cuando leo lo que tu escribes, desde el sentimiento, el corazón, lejos de la rutina de una agencia, te aseguro que he sentido en la yema de mis dedos,la rugosidad de las paredes de desfiladero. Tiene que ser una experiencia única.
Un beso
que bien! que bonito que hayas estado en Petra. Mágico y precioso lugar, sin duda. Desde luego la de Harrison fue una película divertida, pero la vida real es mejor y tú nos la traes en bandeja.
que disfrutes!
un beso.
Debe de estar un tanto desvirtuado por culpa de la carga turística que tiene. Pero aún así, esas imágenes me transportan a mundos soñados.
Hermosa experiencia, Iliamehoy, que cualquiera debiera tener en algún momento de su vida. Me ha dado envidia de ese arrebato en tu alma, de esa hermosura prendiéndola, para mí sólo narrada o contemplada en la planicie, pequeñez, bidimensionalidad de las fotografías, cuya insuficiencia se hace especialmente palpable en estos casos. Y creo que en estos casos antes me quedo con el relato que con la imagen pequeña y plana. Tengo la impresión, y así lo demuestra tu texto, de que más transmiten las palabras que los remedos visuales.
Un beso y una sonrisa!
Qué suerte que hayas visitado un lugar como ése y muchas gracias por rescatarnos este texto. A pesar de los hoteles Cleo Petra (¡ya les vale la horterada!) debe de ser uno de los lugares más impactantes del mundo
Un lugar con magia propia. Alguna vez habrá que visitarlo antes de que las revoluciones fundamentalistas lo arrasen.
El relato bien XXXL.
Besos desde mi angosta actualidad.
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