Ha visto su silueta aparecer, caminando lentamente, pasando delante de ella.
Se han mirado por unos instantes que han bastado para reconocerse y esbozar una sonrisa medio cómplice.
Paula se ha inundado de paz, pero no se ha movido, deja que se aleje sin intervenir, observando el presente con esa serenidad recién estrenada.
Sentada en el banco, entretiene su atención en las prisas, los rostros crispados,
las sonrisas forzadas, el peso de un miércoles anodino, los perros oprimidos en collares de diseño….. ese cosmos teñido de rutina que desde ayer se le antoja ajeno, algo inútil y decididamente hueco.
Mira al cielo, sin expectativas, pero a corazón abierto, vuelve a otear el paisaje, en constante movimiento pero sin atractivo suficiente como para volver a inmiscuirse en él.
La vida interior la sorprende casi siempre, incluso cuando asustada, no se atreve a ir más allá de su garganta, ese túnel estrecho en el que a menudo dominan las sombras. Pero, ay! esa fuerza anestesiada que por fin empieza a desperezarse, la empujó, al principio sin miramientos por el tobogán de sus adentros, vértigo y curiosidad a partes iguales hasta caer protegida como nunca en un mullido colchón que la meció entre latidos de borbotones rojos.
Y la vida ausente de vida, sigue en sus periferias jugando a entrelazar días y noches, obligaciones y sueños, placeres fugaces,…qué más da.
La silueta vuelve, despeinada, puede que algo sofocada, pero reconocible sin duda. Paula sabe que va a sentarse a su lado silenciosa y convencida como ella, de que en ningún otro lugar podrían estar mejor.
Se funden en un abrazo perfecto y ya pueden volver a casa de una pieza.
Paula de nuevo cuerpo y alma, sonríe … eso de dividirse cada vez resulta más atractivo.
WOKE CELESTE
Hace 4 horas
4 comentarios:
Esos viajes astrales, esas, como llamarlas, bipolarizaciones, son de lo más atractivas y divertidas, ciertamente.
Me gutó el relato.
Pues a mí me ha estremecido.
Un desdoblamiento inquietante.
Besos.
Me ha gustado (O quizá me ha hecho diferente) este relato.
Gracias.
Un saludo.
Eso se llama "bilocación" y dicen que lo tenían los místicos cuando llegaban a la cima del éxtasis. Me ha gustado el relato
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