domingo, 18 de julio de 2010

historias mínimas

L. tiene los ojos del azul más intenso que puedo recordar haber visto; su figura menuda se esconde tras esa mirada redonda, como de niña asustada o tal vez con la sopresa permanente de quien descubre el mundo a cada paso. Camina ligera tras el mostador, con su sandalias plateadas y esas piernas tan tremendamente delgadas que a menudo asemejan a las de un cisne hermoso y frágil. Es holandesa, morena y dulce.
A. es rusa, ojos verdes, figura rotunda y alta. Su voz, como un susurro de agua fresca derrama las frases cotidianas con una fuerza sorprendente; Ocupa el espacio con la seguridad de quien nunca creyó que la duda fuera siquiera una opción. Acaba de cumplir 23 años.
I. posee un sentido del humor con el grado de acidez justo para resultar divertida. Su mirada es valiente y de un verde oscuro; ríe con la misma facilidad que se sulfura. Casi cada día se enamora de algún cliente joven y guapo, pero le dura lo que tarda en prepararle la documentación y devolverle el pasaporte. Vive con su novio cerca de Barcelona.
D. destila la arrogancia del hombre que quiere ser, pero a menudo se les escapan los trazos infantiles de los que aún no ha conseguido desprenderse. Busca incansable el límite, y su cerebro de 23 años en constante ebullición, padece trastornos graves cada vez que una rubia estilizada y mayor de 18 años, eso si, entra en la recepción. Nació en Holanda.
A. permanece la mayor parte de su jornada laboral con la mirada azul y preocupada, fija en la pantalla. Por su calidad de belga, y por sus muchas cualidades profesionales, habla al menos 6 idiomas. Su tono tajante, esconde inseguridad y mucha tristeza que, sin ser admitida, resulta evidente.
A. lleva 2 semanas trabajando y una vida de nómada increíble a pesar de sus 20 años. Es rubia, pecosa,alta, con los ojos azules y se mueve mejor en bicicleta que andando. O sea, holandesa.
T. construye en cada gesto la diva que puede llegar a ser; Deja de respirar si con ello consigue llamar la atención. Es una niña en un cuerpo grande, ojos azules y grandes, y también grandes cambios de humor. Vive en Berlín y tiene alergia a los perros.
L. es ante todo, buena. Excelente profesional, tímidamente cariñosa, y absolutamente independiente. Rubia, ojos azules, suiza, políglota también y mi mejor compañera....una amiga. Solo debo recordarle que no se olvide de quererse un poquito cada día.
Y luego estoy yo... pero esa ya es otra historia.