viernes, 19 de octubre de 2012

dramas... menores????




Así pues, sin saberlo, heredamos la incapacidad hacia la tragedia, y la predestinación a la forma menor del drama: porque en nuestras casas no se acepta la realidad del mal, y esto aplaza hasta el infinito cualquier desarrollo trágico y desencadena la larga ola de un drama mesurado y permanente ______ el humedal en el que hemos crecido.
Es un hábitat absurdo hecho de dolor reprimido y censuras cotidianas. Pero nosotros no podemos darnos cuenta de cómo es de absurdo porque como reptiles de ese humedal conocemos solo este mundo, y el humedal es para nosotros la normalidad.
Por eso somos capaces de metabolizar increíbles dosis de infelicidad confundiéndolas con el necesario discurrir  de las cosas  : no sentimos la sospecha que esconden heridas por curar y fracturas por reconstruir .


martes, 2 de octubre de 2012

lo he hecho!!

No me gusta la penumbra que se instala  en casa los primeros atardeceres del otoño; es pesada, mate,  cubre el desmayado rayo de sol que inicia su letargo y trae el frío, el advenimiento de otro ocaso,  de otro cambio.
No me gusta la duda, aunque vivo  casi permanentemente en ella , pero tanto más  me asusta la certeza y ya la siento  cerca.
Tampoco me gusta la rutina, pero invoco su vuelta para agarrarme a los viejos hábitos, y soslayar  el inexorable momento de  la decisión.
Ni  Duna ha encajado demasiado bien el anuncio  de  mi vuelta a Nepal