Llegó marzo y con él cerré las puertas de mi último reino perdido. Febrero rasgó irremediablemente la incertidumbre y ya no puedo parar, no quiero.....
Ni intacta ni invicta, pero si indeleble ...así el destino me agarra. Me asusto y vuelvo la vista atrás donde aún humeante, mi presente se desprende de mi piel, una herida sin cauterizar que duele hasta por dentro.Ay! ese apego dichoso, que manda incesantes mensajes punzantes a mi cerebro y toneladas de melancolía a mi corazón. Dudo y redundo en la duda, lloro ahogada ya por dentro, observo la mesa, el ordenador, la pinza con mis fotos, los expedientes pendientes, mi boli preferido, un catálogo de islas exóticas, la sombra del fracaso,la máquina del café,la sonrisa de mis compañeros,el listado de clientes-amigos, el panel de las postales, mi guía de Marruecos con sus pos-it mamarillos , el paraguas de mi madre, los cd piratas de Serrat y Sabina.... y pasan 12 años en vertiginosos fogonazos que se me escapan.
El aire huele a despedida , sé que debo alzar la mirada y el ánimo , intento recordarme que lo mejor está a punto de llegar, que parte de mí debe quedarse entre esas cuatro paredes, , que puedo avanzar sin olvidar....
Ahora toca el papeleo, fotocopias y vida laboral, datos fríos que dicen quién soy sin importar cómo estoy, .
En el paro, si, pero no paralizada, acojo expectante ese maravilloso desprendimiento de rutina que el destino me ha regalado.