sábado, 28 de noviembre de 2009

la sonrisa pintada

Cuando tu mirada se llena de esos ojos conocidos
Los que miman la complicidad furtiva
Los que abrazan hasta el infinito
Los que iluminan mi ternura suspendida
Los que acarician mi nombre
Aún sin haberlo dicho

Cuando tu voz llega a esos dedos
Los que hablan sin prisa
Los que juegan en el aire
Los que multiplican la brisa
Los que susurran bajito
De enlazarse, todos los secretos

La vida me llama,
Se entretiene
Me conmueve
Me explica
Levanta mis pies al cielo
Pinta de verde mi sonrisa

lunes, 23 de noviembre de 2009

Ayer, hoy, mañana.....




De nuevo escapo, intento salir de la coraza y vuelo medio apagada,
hasta ese mar de arena que presagia la calma.
Y miro la foto, sé que allí estaba pero no me reconozco,
no acierto a adivinar mi figura, la silueta que me ampara.

No puedo meterme de nuevo en esa imagen alargada,
esquiva,

que me recuerda que existí aunque ahora parezca lejana.

Ni seguir esos pasos, que se ocultan entre granos de arena,
perdidos en la infinitud de un presente abrumado,
diluido en disquisiciones que me llevan a la nada.

Y el corazón me dice, salta, no pares ahora,
mientras,
las ganas resbalan una y mil veces en esa masa,
los pies hundidos y las fuerzas menguadas.

No me basta saber que pasará, que se trata de otra etapa,
ya va siendo hora que procure,
sentir el presente,
lo único que me concierne,
no echar tantas cosas de menos, no alzar demasiado la mirada
procurando para mañana.

Que el ahora sólo es tangible si le permito un respiro a mi alma.

sábado, 14 de noviembre de 2009

extraños paraísos

Llegar a la isla de Carabane no resulta nada fácil. Llevamos una semana botando en el 4x4, esquivando el río Gambia, buscando el camino al sur donde la Casamance exuberante en pobreza y sonrisas radiantes, nos muestra la explosión de sus verdes, de sus necesidades. El calor es asfixiante, tan sólo soportable porque durante el recorrido, nos envuelve la burbuja reconfortante del aire acondicionado del coche. Y justo cuando el perfil de Africa se confunde con el Océano un puñado de tierra paria, se mantiene casi pegado, apareando las aguas turbias del río, con la bravura azul del Atlántico. Aquí, en esa esquina un boceto del paraíso asoma entre palmeras y arenas casi blancas, pero al pisar su orilla, la realidad nos aguarda, impasible, rotunda casi imperceptible a unos ojos de turistas accidentales, pero espesa como ese sol que se pega a las paredes del alma.


La habitación, sencilla y limpia escupe fuego por las paredes, del grifo sale un agua oscura, viscosa, se puede comer con cuchara y todo un microcosmos de insectos nos envuelve en su particular danza, amenazando una piel irritada, en constante ebullición. Mi estómago lleva dando vueltas desde la última comida, y puedo casi notar las patas de esos microorganismos resbalando, organizando el motín que al caer la noche se declarará en mis vísceras.
El café de la mañana, colabora de manera desinteresada en la rebelión que sigue desbaratándome, que ya sin remedio me acompañará el resto del viaje. Desembarcamos en una isla cercana, la orilla llena de chozas, barcas desconchadas y un penetrante olor a putrefacción que consigue darle una vuelta más a mis maltrechas entrañas. Reprimo las nauseas mientras recorremos una arena llena de peces inmóviles, de aspecto indeseable. El guía desgrana la historia de esas almas condenadas a una rutina que esquiva la muerte cada mañana, de una industria pesquera tan primitiva como necesaria para que sus vidas superen al menos la barrera de la infancia. Siento mis piernas temblar, fallarme a cada paso, y esa voz de la conciencia que ahora sólo acierta a chillar desesperadamente que esto no hay quien lo aguante, únicamente preocupada en intentar no desplomarme. Aún queda lo peor, confirmar la sospecha que esas barcas despertaron en mi cerebro en letargo. Tenemos el cuestionable honor de presenciar uno de los puntos de los que parten las pateras hacia El Dorado, hacia la opulenta Europa. Por un momento la náusea cambia de nombre y aunque no lo veo, puedo imaginarlo: esos cuerpos amontonados, arrancados de la tierra conocida, para enfrentar un futuro que ya nace quebrado, generaciones arrancadas de cuajo por el hambre y la promesa falseada de un futuro imaginario.
Así, cada vez que en las noticias aparecen esas miradas oscuras, esos cuerpos sin vida , siento de nuevo el nudo que estrangula cualquier atisbo de esperanza, de buscar paraísos exóticos, de pensar que puedo seguir como si no hubiera visto nada.

lunes, 9 de noviembre de 2009

duele, luego existe

El viento del norte enreda mis pensamientos, como ese montón de hojarasca que se mueve inquieta en el rincón de la terraza, hace frío, las horas me pisan, y sigo sintiendo que no hago nada. Me obligo a seguir los preceptos de una educación tatuada, que sólo me mostró durante tantos años, a ser yo, siendo productiva, útil para gestas que ahora se me muestran extrañas, ajenas a la realidad que me digo decidí , de la que ahora renuncio por mía, por infinita, por densa, por tremendamente vacía.
El frío no ayuda y lo sé, los tobillos no me aguantan, todo duele, hasta el habla, la casa manga por hombro, y me visto de gris, para ahondar en la llaga, para negarme la alegría que soy pero no merezco, por desobedecer las normas, por reírme por cosas tontas, por no optimizar mi energía de obrera con sueños de hada, porque sin sufrir no existe premio, que lo sepas, ingenua, pagana.
Y a mitad de este discurso que me hostiga, la rebeldía se levanta, saca pecho y me conduce de nuevo a la lucha intuyo que larga, para recuperar la calma, un despertar sereno, y mis pasos más ligeros.
Que me canso de mi misma, de esas dudas que peino cada mañana, de mirarme y no saber verme, de que sólo sea posible si el dolor se mantiene y de buscar versos huidizos, que no me pertenecen.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Sostiene un anacoreta....

http://infiernosa.blogspot.com/2005_12_01_archive.html

Esto no es una entrada; bueno si.... pero al menos no nació con esta finalidad Llevo un tiempo disfrutando con la lectura de un amigo anacoreta; paseo pausada y curiosa por su universo, buceando entradas antiguas, un ritual de puro aprendizaje del que mis emociones disfrutan .. y perdida entre uno de sus textos de vocabulario rico y significados lllenos de matices ,( os invito a saborearlo clicando el enlace de la cabecera) lancé mis emociones al teclado y se las envié sin filtro. Fue su generosidad, la que me empujó a compartirlo...

Buenas noches anacoreta. SOBRE EL AMOR.

De un tirón, y casi sin aliento, me he deleitado, perdido, embriagado, identificado y complacido, ( por intentar ser concisa) en esa su larga disertación sobre el amor. Temerario, valiente o puede que simplemente humano, descarna sentimientos hasta llegr a la base, a unos cimientos que se tambalean si les preguntas dos veces seguidas ¿ es acaso amor lo que siento?. Encumbrado tan a menudo, ese sentimiento alterno, paralizante, electrizante, e irremediablemente presente en nuestras vidas, pasea impúdicamente carencias, simula metas, propicia desengaños, augura dolores, desenfrena iras y también sin remedio nos rapta de la cordura .

Tener un "culito" a escasos 50 cm de un cerebro en marcha suele ser un milagro, una alquimia que puede dar resultados distintos según el elemento por el que se inicie el recorrido. Pero en ese itinerario errante, uno suele tropezarse con un corazón que imparte clases de afectos, que atrapa latidos y desdibuja ideales, para arrastranos ya sin control por el vértigo de las caricias, los abrazos al alba y los sueños entrelazados. Y uno espierta embotado, melancólico y maniatado entre un vendaval de quimeras que a ratos se confirmaron y que inundan los vacíos de otros tiempos, solitarios y vagabundos.

Eterno es el momento, no la vida, puede que el sentimiento, pero no el sujeto de nuestros más interiores deseos. Ya podemos rebelarnos, que el extraño equilibrio entre cuerpos y sentires, siempre anduvo extraviado entre conceptos aprendidos y algunos pareciera recien descubiertos. Pero plagiando con más o menos éxito, seguimos un curso marcado, personal sin dejar de ser comunmente mortal, implacable, delicioso, tierno, mullido en sus comienzos, y soberanamente duro, inflexible en cuanto la pasión sucumbe y llega el tedio.

Autosuficiente es la premisa, pero nos perdemos en el empeño, porque humanos y vulnerables, doblegamos la rodilla junto con ideales antaño inquebrantables, ponemos cara de bobos, nos sucumben los instintos libertarios y abrimos con mano firme la jaula de los desengaños. Porque a menudo sentirse querido, se confunde con adquirido, y resbalamos en oscuros tópicos, nos desdibujamos, respiramos aires ajenos y notamos cómo la piel pierde brillo, las ganas en huelga de hambre y el amor perdido.

He obviado con pleno conocimiento, el tándem ecónomico-social, ese pacto entre mercaderes porque me escupen contra la pared de la incompresión más infinita, y no me apetece, no me gusta.

Y ya para terminar, sólo un breve inciso sobre las expectativas que se funden caundo dos almas creen haberse descubierto: nadie puede, ni aún en el mejor de los casos, cubrirnos de auto-estima, vestirnos con trajes de héroe, ser siempre lo que esperamos, esperar siempre lo que queremos, vivir por nosotros o darnos la clave de lo que un día a lo mejor fuimos....o seremos.

Una sonrisa.
http://unanacoretaenlacorte.blogspot.com/

la sonrisa que me falta




Hoy muestro otras sonrisas; la mía anda rectilínea, estática, poco convincente, apenas dibujada; noto mi rostro de piedra, ni tan siquiera ese tropel de pliegues que suelen envolver mi mirada, y el ruido impertinente de mi revolución interna, mi particular cruzada por mantener en pie los recursos, escasos en ese cambio de temporada.
Son sonrisas hidratantes, que no entienden de fisuras, de dudas existenciales, de controversias particulares, en fin… de una selva hormigonada en la que sus criaturas adoramos falsos ídolos, con la conciencia amaestrada en la búsqueda inútil de un bienestar que confundimos con el estar bien.
Y me hace bien recordarlas, embeberme de su magia, saber que existen y pensar,
que a lo mejor todo este barullo, no es más que mi anhelo por volver a encontarlas.